jueves, 5 de agosto de 2010
La entrada a Lima del Gral. San Martin (Un memorable 12 de julio de 1821).
a.-) El sentir de los limeños.-
Circulaba el rumor de que el ejército libertador era extremadamente violento y sanguinario, que estando compuesto por hordas de indios, negros y resentidos sociales su sed de venganza contra los sectores pudientes que residían en Lima desataría una matanza nunca antes vista. Por ello y porque en Lima los sentimientos libres eran considerados una deslealtad a la corona, la independencia fue asumido, por no pocos, como si se tratase de un cataclismo.
Entonces, ante la inminente llegada del ejército libertador muchos buscaron refugio en el Castillo del Callao y los comerciantes cerraron sus negocios por temor a un saqueo.
b.-) La retirada del ejército realista.-
El virrey sabía que sus fuerzas eran superiores mientras que el ejército libertador era sólo fuerte en la costa y el norte, pero sino quería abandonar el Perú, debía abandonar Lima, porque ya padecía los estragos del bloqueo del ejército libertador.
La parte más importante del Perú en tiempos coloniales no fue la costa con su capital aristocrática sino la sierra, con su producción agropecuaria, minera, obrajera, sus relaciones comerciales y su alta densidad demográfica. Allí los realistas tendrían una despensa inacabable de víveres y mano de obra (comida para el ejército y cobro de tributos), y una inmensa retaguardia hacia el sur.
Es así que el ejército realista abandona la capital el 6 de julio de 1821, dejando sólo un destacamento al mando del general José de la Mar, para que custodie el Castillo del Callao.
c.-) El ingreso a Lima del Gral. José de San Martín y Matorras.-
El 9 de julio de 1821, parte del pueblo limeño representado por algunos notables (españoles y criollos), hizo llegar una invitación a San Martín para que ingrese a Lima.
Él mandó un pequeño destacamento de patriotas e hizo su entrada a Lima en la noche del 12 de julio de 1821. En vez de venir con pompa oficial, esperó a que oscureciese para entrar a la capital a caballo y sin escolta, acompañado por un simple ayudante.
Dos días después lo hizo el grueso del ejército libertador siendo recibido con mucho fervor patriótico por el pueblo y con recelo por la aristocracia colonial, obligada por las circunstancias a asumir una postura libertaria. Actitud comprensible si se recuerda que entre ella y el ejército realista se encuentra las montoneras y las guerrillas dispuestas a entrar en acción. Rehusarse era para muchos el equivalente a firmar su propio arresto, confiscación, pérdida de empleo o exilio.
d.-) Proclamación de la independencia del Perú.-
En los días siguientes Lima se fue reanimando lentamente. Poco a poco la población tomó confianza en los emancipadores y comprobó que no había razón para el temor.
San Martín invitó al Cabildo a declarar la independencia, lo que se cumplió inmediatamente el 14 de julio de 1821.
Finalmente, el sábado 28 de julio de 1821, en una ceremonia pública muy solemne José de San Martín proclamó la independencia del Perú. Lo hizo, primero en la Plaza de Armas entre 16 000 concurrentes mientras se replicaban las campanas y se hacían salvas de artillería, después, en la Plazuela de la Merced y, luego, frente al Convento de los Descalzos. El libertador exclamó el celebre discurso: “El Perú, es desde este momento, libre e independiente, por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa, que Dios defiende. ¡Viva la patria! ¡Viva la libertad! ¡Viva la independencia!
e.-) La reacción de los realistas.-
El ejército realista se amontonó en las afueras de Lima, y el 10 de setiembre de 1821, sin que el ejército libertador impida su avance, llegó hasta el Callao para unirse con las fuerzas del general La Mar en el Castillo del Callao a quienes les entregó las órdenes del virrey La Serna y el avituallamiento militar, para regresar a la sierra el 16 de setiembre de 1821.
El ejército libertador reaccionó tarde, cuando el realista ya se encontraba en la sierra, entonces, al mando del general Miller con 7 mil soldados y 3 mil montoneros les hizo frente por Puruchuco y Huamantanga (cerca de Canta) produciendo bajas considerables en el ejército realista, sobre todo, gracias a la acción heroica de los montoneros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario